El miedo a la fruta nace sobre todo de la gran equivocación de que el azúcar de la fruta es el mismo que el azúcar de mesa refinada y el sirope de maíz rico en fructosa. Y no es así en absoluto. La fructosa y la glucosa naturales de la fruta y la miel cruda son muy diferentes del azúcar procesado. Contrariamente a lo que suele decirse, la fruta no alimenta la cándida ni otros hongos, el cáncer, los virus, las bacterias ni cualquier otra cosa improductiva para el cuerpo. La fruta combate todo esto. Como se digiere con tanta facilidad, sus azúcares abandonan el estómago y entran en el torrente sanguíneo en cuestión de minutos… por lo que ni siquiera llegan al tracto intestinal.
“El miedo a la fruta impide a muchísimas personas proteger su salud.”
Anthony William
Lo que sí alimenta las enfermedades es el exceso de grasa en la dieta. A pesar de las modas que puedan intentar convencerte de lo contrario, una sobrecarga de grasa supone un gran esfuerzo para el hígado y el páncreas, ralentiza la depuración, favorece la diabetes y el hígado graso, promueve el edema y el aumento de peso, acelera la oxidación de los metales pesados tóxicos, ralentiza la digestión y alimenta a los patógenos. Cuando el hígado está tapado de grasa, la glucosa no circula y por eso te “cae mal” la fruta. Esto no significa que la grasa no sea necesaria en la dieta. Claro que lo es… y dos de los alimentos que nos cambian la vida y que están incluidos en este libro (el coco y el aguacate) contienen unas formas especialmente valiosas de ella. Lo único que estoy diciendo es que el exceso de grasa, sobre todo si procede de fuentes de mala calidad, como los fritos, no es bueno.
Si de verdad te preocupan las enfermedades y quieres sentirte muy en forma, disminuye un poco la cantidad de grasa de tu dieta y toma mucha cantidad de alimentos que cambian tu vida, sobre todo una buena ración de fruta y verduras de hoja.
William, Anthony. Médico Médium: Alimentos que cambian tu vida (Spanish Edition) (Function). Kindle Edition.
