A nadie le gusta que le metan prisas por la mañana. ¿Qué pasaría si alguien te impidiera seguir tu rutina matinal? ¿Es importante para ti? ¿Qué ocurriría si no tuvieras tiempo de escoger la ropa que te vas a poner, de cepillarte los dientes, de darte una ducha, de hacer ejercicio, de meditar, de rezar, de decir tus afirmaciones o cualquier otra cosa que hagas para prepararte para la jornada que tienes por delante? ¿Qué pasaría si, en el momento en que te despiertas, te impidieran hacer todo esto con llamadas telefónicas importantes relacionadas con compromisos, trabajos, responsabilidades o amigos o familiares que necesitan tu ayuda o tu consejo en ese preciso momento? Te apoyas en tus rutinas para empezar el día con buen pie.
¿Qué pasaría si te interrumpieran todos los días de tu vida sin fallar ni uno solo? ¿Y si jamás pudieras recuperar tu rutina matinal, si esta jamás cambiara a mejor? Cuando bombardeamos nuestro hígado con los alimentos y bebidas equivocadas cada mañana, sin saberlo le estamos impidiendo realizar su importantísima rutina matinal de eliminar toxinas. Ponemos en peligro la esencia misma de nuestra salud y nuestro bienestar. Las consecuencias de esto son mucho más graves que las de perdernos la meditación matutina, cepillarnos los dientes, hacer ejercicio o hablar por teléfono (o no contestarlo, si eso forma parte de tu rutina). El hígado, los demás órganos, el sistema linfático y la sangre no pueden limpiarse ni depurar los camorristas que están intentando desechar porque no les dejamos hacerlo.
“Consumir grasas radicales como beicon, huevos, leche, queso, mantequilla, yogur, caldo de huesos, aguacate, chocolate, trocitos de cacao, frutos secos, bebidas o mantecas de frutos secos y semillas por la mañana —aunque sea a media mañana o a última hora— espesa la sangre”
Anthony William
justo cuando nuestro cuerpo está intentando terminar su rutina limpiadora matinal, y eso significa que esta se ensucia de toxinas suspendidas que no son capaces de abandonarla. Además de todo esto, a menudo estamos crónicamente deshidratados. Cuando los líquidos que consumimos son café, té matcha, té negro o bebidas energéticas, que nos deshidratan aún más, la sangre se vuelve todavía más densa. Como resultado de las grasas radicales de nuestras comidas y bebidas mañaneras, el hígado tiene que hacer un sobresfuerzo produciendo una sobrecarga de bilis para descomponerlas. Si la noche anterior comimos una cena rica en grasas, el hígado ya ha estado esforzándose para procesarla mientras dormíamos. Y eso se suma al duro trabajo que tiene que realizar por la noche para reunir y juntar los venenos y las toxinas y que de ese modo podamos eliminarlas por la mañana. Cada día que incorporamos grasas a nuestras comidas de primera hora de la mañana impedimos a nuestro cuerpo completar su rutina depurativa natural.
Por el contrario, cada mañana que trabajamos con nuestro cuerpo hidratándonos correctamente y evitando el consumo de grasas radicales, nos orientamos hacia la curación. Ese es el propósito de la limpieza matinal.
LA LIMPIEZA MATINAL
Esta limpieza matinal es una oportunidad que damos al hígado para realizar su rutina correcta. Si conoces mi libro El rescate del hígado te habrás dado cuenta de que se parece a la «mañana para rescatar el hígado» que se indica en él aunque está mejorada: incluye zumo de apio para que los resultados sean mejores. Estas son las directrices para la limpieza matinal:
Qué
• Opcional: Toma entre medio y un litro de agua de limón o de lima al levantarte (en el capítulo 23 encontrarás la receta con la proporción adecuada de limón o lima y agua. No se trata de exprimir diez limones en un vaso de agua). Espera entre 15 y 30 minutos y luego:
• Toma entre medio y un litro de zumo de apio fresco con el estómago vacío. Espera entre 15 y 30 minutos antes de comer o beber cualquier otra cosa.
• No consumas grasas radicales antes de la comida. Eso significa nada de frutos secos, semillas, manteca de cacahuete, cualquier aceite, coco, aguacate, trocitos de cacao, chocolate, ghee, leche, nata, yogur, yogur de coco, queso, mantequilla, kéfir, beicon, huevos, caldo de huesos o cualquier otra proteína de origen animal por la mañana. Todas ellas deben esperar hasta la comida o más tarde.
• Evita las frutas deshidratadas y la sal durante toda la mañana para no ir en contra de la limpieza.
• Mantente hidratado asegurándote de que, a ser posible, eliges frutas jugosas y ricas en zumo durante toda la mañana. También puedes beber un mínimo de medio litro de agua o de agua de coco (siempre y cuando no sea rosa ni roja y no contenga aromas naturales) en el transcurso de la mañana, en algún momento después de haber tomado el agua de limón o de lima y el zumo de apio.
• Si quieres mejorar los resultados que experimentas gracias a la limpieza matinal, sáltate también los alimentos problemáticos que se indican en el capítulo 7 durante toda la mañana… y, a ser posible, durante todo el día.
Durante cuánto tiempo
• Sigue las directrices de la limpieza matinal durante al menos dos semanas seguidas.
• ¿Por qué no la adoptas como hábito de vida y la incorporas a tu rutina diaria junto a otras prácticas como cepillarte los dientes?
Por qué
• Como viste en el capítulo 3, «Una llamada de atención a lo que hay dentro de nosotros», vamos por ahí con muchas toxinas y patógenos diferentes en nuestro cuerpo y tenemos que limpiarlos. La limpieza matinal es una buena forma de actuar de manera proactiva y de dar pasos preventivos para protegernos más adelante contra las enfermedades.
• Además de brindar un descanso al hígado, la ausencia de grasas radicales ayuda también a aumentar nuestras preciosas reservas de glucosa para que los músculos y nervios puedan recibir el combustible que necesitan para fortalecerse y restaurarse.
• Como en la limpieza antibichos, vas a incorporar el zumo de apio todas las mañanas para aportar a tus células y órganos las agrupaciones de sales de sodio que se unen a las toxinas, venenos y patógenos y los expulsan del cuerpo (si no puedes conseguir apio o no lo toleras, consulta el epígrafe concreto sobre él en el capítulo 21, «Adaptaciones y sustituciones para las limpiezas»).
William, Anthony. Médico Médium, Limpiar para sanar (Spanish Edition) (pp. 336-339). (Function). Kindle Edition.





