“El cuerpo necesita los rayos UVB, por ejemplo, para sintetizar la vitamina D, sin la cual no podríamos sobrevivir. ¿Es extraño, por tanto, descubrir que hoy en día haya muchas personas que sufren cáncer de piel sin apenas haber estado nunca expuestas a la luz solar?“
Andreas Moritz
“El cuerpo necesita los rayos UVB, por ejemplo, para sintetizar la vitamina D, sin la cual no podríamos sobrevivir. ¿Es extraño, por tanto, descubrir que hoy en día haya muchas personas que sufren cáncer de piel sin apenas haber estado nunca expuestas a la luz solar?“
Andreas Moritz
En condiciones normales (sin protección solar), una persona nunca tomaría demasiados UVA, incluso aunque permaneciera tumbada al sol durante muchas horas; aunque se quemara la piel debido a la exposición excesiva a los rayos UVB, aun así seguiría estando protegida frente a un exceso de rayos UVA. Como descubrió el doctor Ackerman, si bien las quemaduras solares pueden alterar temporalmente las funciones inmunológicas y dañar la piel, no existen pruebas de que causen cáncer de piel. El informe de British Medical Journal concluía que los expertos médicos «apenas saben algo de la relación existente entre las quemaduras causadas por el sol y el cáncer de piel». Esta afirmación se refiere a todos los tipos de cáncer de piel, especialmente al más letal de todos: el melanoma. A pesar del número ingente de investigaciones que se han llevado a cabo sobre el cáncer de piel, no existe ningún indicio de que el melanoma maligno tenga que ver con la exposición a los rayos UV. Lo que sí se sabe a ciencia cierta es que los filtros solares no sólo no protegen la piel frente al cáncer, sino que, por el contrario, lo estimulan al ampliar la absorción de rayos UVA. De ahí que los filtros solares sean mucho más peligrosos de lo que jamás podría llegar a ser la luz solar. Queda la pregunta de si los filtros solares concebidos para captar tanto la radicación UVA como la UVB pueden resolver los problemas. La investigación científica ha demostrado que tampoco previenen el cáncer de piel. En primer lugar, la piel se ve sometida al ataque ácido que se produce al aplicar la crema. En segundo lugar, al captar los rayos UVA y UVB, el cuerpo se ve privado de los rayos solares más importantes que le permiten mantener la necesaria capacidad inmune y otros numerosos procesos fundamentales. El cuerpo necesita los rayos UVB, por ejemplo, para sintetizar la vitamina D, sin la cual no podríamos sobrevivir. ¿Es extraño, por tanto, descubrir que hoy en día haya muchas personas que sufren cáncer de piel sin apenas haber estado nunca expuestas a la luz solar?
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