Written by 4:33 pm Enfermedad

El proceso básico de la enfermedad

Las inflamaciones e infecciones no son enfermedades, sino intentos básicos de supervivencia del cuerpo.
Células humanas separandose

El cuerpo está formado por células que se renuevan a intervalos regulares, a un ritmo de 30.000 millones diarias. Cada día, las enzimas celulares se enfrentan a la tarea de desintegrar 30.000 millones de células viejas y gastadas que ya no son capaces de absorber adecuadamente y de aprovechar el oxígeno y otros nutrientes. El resultado es la acumulación de grandes cantidades de detritos celulares. Por otra parte, cada una de las células que componen nuestro organismo, que suman de 60 a 100 billones, genera residuos metabólicos que es preciso eliminar sin demora. Esas secreciones son sustancias derivadas de los procesos metabólicos y que el organismo no puede utilizar (no las necesita o tienen efectos letales). Entre esas sustancias se incluyen compuestos nitrogenados como la urea, el ácido úrico, el amoniaco, ácidos lácticos (producto de ejercicios anaeróbicos), CO2, fosfatos, sulfatos, indoles, aditivos alimentarios y similares. En condiciones normales, la linfa y la sangre eliminan rápidamente esos desechos del fluido que rodea a las células vivas (tejido conectivo) evitando la enfermedad. Además de estas excreciones (subproductos del metabolismo celular), la sangre descarga proteínas del plasma sanguíneo (entre otras, albúminas, globulinas, fibrinógenos y proteínas reguladoras) en el tejido conectivo. Si esos residuos y proteínas de la sangre no se eliminan con rapidez, empiezan a acumularse en zonas del cuerpo que no son adecuadas para ello. 

“Las toxinas son la consecuencia inevitable de ese intento de curación del organismo. En esta etapa del proceso curativo (llamada «enfermedad»), el sistema inmunológico se involucra en un intento de eliminar los desechos, las toxinas y también todas las células debilitadas y dañadas.”

Andreas Moritz

Finalmente, tiene lugar una congestión y el organismo debe aplicar medidas más drásticas para defenderse. Según investigaciones llevadas a cabo en 1961, las proteínas acumuladas en el plasma pueden acabar con la vida de una persona en 24 horas. Una vez los desechos se acumulan y alcanzan cierto limite dañan seriamente las funciones de algunas de las zonas corporales afectadas: intestinos, conductos biliares, vesícula, apéndice, amigdalas, órganos reproductores y riñones, por nombrar las más importantes. El cuerpo, a fin de evitar que se dañe un órgano, un sistema o bien las células sanas, empieza entonces a utilizar radicales libres, enzimas y bacterias destructoras (putrefactoras) y hongos para descomponer la mezcla que forman las células muertas y los restos metabólicos. Las toxinas son la consecuencia inevitable de ese intento de curación del organismo. En esta etapa del proceso curativo (llamada «enfermedad»), el sistema inmunológico se involucra en un intento de eliminar los desechos, las toxinas y también todas las células debilitadas y dañadas. Esta respuesta se denomina comúnmente «trastorno inflamatorio». Hoy en día se reconoce cada vez más que la inflamación es la causa común más inmediata de toda enfermedad aguda y crónica. Sin embargo, como se ha descrito anteriormente, las inflamaciones e infecciones no son enfermedades, sino intentos básicos de supervivencia del cuerpo. El organismo tiene varios órganos y sistemas concebidos especialmente para afrontar con eficacia la eliminación de las materias de desecho que produce diariamente.

  • El hígado desintegra componentes celulares y elimina la toxicidad de los fármacos, el alcohol y otras sustancias nocivas.
  • Los pulmones eliminan los residuos metabólicos altamente ácidos, el dióxido de carbono y otros gases tóxicos.
  • Los riñones y la vejiga eliminan el exceso de plasma en la sangre, así como el ácido úrico, la urea, el amoniaco y otros desechos del hígado.
  • El colon excreta materia fecal, mucosidades, bacterias muertas y parásitos.
  • El cabello y las uñas eliminan proteínas, exceso de sales minerales, pigmentos y aceite.
  • La piel, el segundo órgano de eliminación más grande del cuerpo, elimina el sudor y nada menos que del 40 al 60 % de los desechos.
  • El sistema linfático, que tiene que hacer circular y depurar constantemente los 181 de linfa cargada de productos residuales que hay en el cuerpo, desempeña un papel primordial en el proceso de desintoxicación.

“Con una perfecta hidratación, las diversas actividades del cuerpo se desarrollan a la perfección, ya que no hay congestión alguna o retención. 

Andreas Moritz

Por supuesto, toda esta actividad requiere grandes cantidades de agua. Cuando el cuerpo se deshidrata, la sangre empieza a concentrarse (espesarse) demasiado y, debido a ello, extrae agua de las células más próximas. Aunque de esta manera la sangre consigue diluirse, el tejido conectivo que rodea a las células, así como las propias células, pierden la valiosa agua que necesitan para excretar los desperdicios metabólicos. El resultado es la congestión, que impide que las materias residuales abandonen el cuerpo. En cambio, un cuerpo bien hidratado es capaz de nutrirse a sí mismo y desintoxicar sus tejidos. Ello le permite mantener siempre el equilibrio adecuado. 

En las cantidades que se producen de manera natural, las materias residuales del cuerpo tienen un efecto ligeramente estimulante, que ayuda a mantener las funciones depurativas. Sin embargo, cuando se agota la energía del cuerpo y el sistema inmunológico está sometido a una dieta y a un estilo de vida excesivamente estimulantes o a la escasez de agua, el necesario proceso de desintoxicación y depuración se interrumpe. 

Todas las enfermedades importantes están originadas y precedidas por algún tipo u otro de obstrucción. Una obstrucción en el hígado, por ejemplo, se debe con bastante probabilidad a la presencia de cálculos en los conductos biliares (cálculos intrahepáticos). Ello afecta al suministro de nutrientes, al metabolismo y a la distribución de energía en todo el cuerpo. Un colon estreñido hace que los residuos den marcha atrás y el cuerpo se inunde de toxinas. Una piedra en el riñón puede provocar la retención de orina y un aumento de la presión de la sangre sobre las arterias, dando lugar a una hipertensión arterial. Un atasco del sistema linfático produce un edema linfático, problemas cardíacos, cáncer, obesidad, artritis y prácticamente todo tipo de enfermedades crónicas. Los diversos tipos de crisis tóxicas (enfermedades), así como su intensidad son el resultado de los distintos grados y ubicaciones de la congestión del organismo. En realidad, cuando una parte del cuerpo enferma, todo el cuerpo enferma. Es simplemente imposible separar sistemas como el cardiovascular, el inmunológico, el linfático y el nervioso en segmentos que no interfieran entre sí de un modo profundo e inmediato. La gravedad de la enfermedad viene determinada en gran medida por la cantidad de toxinas, piedras, cálculos renales, materia fecal y productos residuales metabólicos y celulares acumulados en el cuerpo.

Los remedios básicos para las enfermedades más comunes son los 14 Highlighter siguientes:

  • Detener todas las «fugas energéticas» innecesarias y permitir que el cuerpo descanse.
  • Limpiar los conductos biliares bloqueados.
  • Eliminar las piedras y la grasa de los riñones.
  • Limpiar los conductos del tracto gastrointestinal
  • Respirar aire fresco, beber agua limpia, exponerse a luz natural del sol y tomar alimentos nutritivos.
  • Mover el cuerpo regularmente.

Todas estas cosas son necesarias para mantener las funciones fisiológicas, incluida la eliminación de residuos metabólicos y celulares generados todos los días. La siguiente lista muestra los posibles factores que causan congestión hepática, cálculos renales, deshidratación del organismo y pérdida de energía.

  • Ingesta insuficiente de agua
  • Bebidas heladas, especialmente cuando el cuerpo está caliente
  • Sobrealimentación
  • Falta de nutrientes
  • Alimentos altamente procesados y refinados
  • Alimentos mal combinados (como carne con patatas o fruta con cereales)
  • Café, té, alcohol y otros estimulantes
  • Bebidas carbónicas
  • Tabaco, estupefacientes
  • Fármacos como estatinas, esteroides, antibióticos o analgésicos
  • Rutina diaria irregular
  • Falta de sueño
  • Ver demasiado la televisión
  • Agotamiento, tensión, estrés
  • Riesgos ambientales
  • Contaminación, tanto en casa como fuera de ella
  • Rabia, ira, envidia, codicia, miedo, celos, prepotencia, ansiedad y otros sentimientos negativos
  • Falta de armonía y de felicidad
  • Hábitos extremos y excesivos
  • Estilo de vida sedentario
  • Sobre estimulación de los sentidos
  • Heridas

Cualquiera de estas causas u otras similares socavan la energía del cuerpo y de la mente, y pueden ocasionar la acumulación de toxinas en los fluidos corporales, y, por consiguiente, desencadenar una crisis tóxica (enfermedad aguda). La crisis es necesaria para poner en marcha el sistema inmunológico, encontrar una salida para las toxinas y restablecer el equilibrio del organismo. Sin embargo, si la causa se mantiene intacta y sigue debilitando el cuerpo, éste no tiene más remedio que desarrollar una crisis tóxica permanente, es decir, una enfermedad crónica. 

Moritz, Andreas. Los secretos eternos de la salud (SALUD Y VIDA NATURAL) (Spanish Edition) (pp. 165-171). EDICIONES OBELISCO S.L.. Kindle Edition. 

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