Los mecanismos de la curación por medio de un placebo se basan en la fe que el paciente tenga en que un medicamento, una operación o un tratamiento vayan a aliviarle el dolor o a curarle su enfermedad. La confianza extrema o el sentimiento profundo de su recuperación es todo lo que el paciente tiene en sus manos para iniciar su respuesta curativa. Por medio de la intensa conexión cuerpo-mente descrita anteriormente, el enfermo puede liberar en ciertas zonas del cerebro sustancias opiáceas naturales (analgésicos similares a la morfina), activadas por medio de ciertos procesos mentales. Los correspondientes neurotransmisores que alivian del dolor se llaman endorfinas. Éstas son cuarenta mil veces más potentes que la heroína más concentrada.
«Nuestro cuerpo es capaz de crear cualquier sustancia química que pueda producir la industria farmacéutica. Los fármacos obtenidos sintéticamente sólo «funcionan» porque el cuerpo dispone de receptores que captan algunas de las sustancias químicas contenidas en ellos.»
Andreas Moritz
Un paciente que desarrolla un tumor canceroso puede empezar a producir cantidades adicionales de interleukina II e interferón a fin de destruir las células cancerosas. Al ser productos del ADN, el cuerpo puede fabricar estas sustancias anticancerígenas en todas y cada una de sus células y erradicar el cáncer rápidamente (remisión espontánea), siempre y cuando el paciente sepa cómo generar estas sustancias en su cuerpo. Los factores desencadenantes son la confianza, la seguridad y la felicidad, los mismos que producen una respuesta placebo. Para adquirir los medicamentos en el mercado farmacéutico habría que invertir hasta 26.000 euros para un tratamiento completo. En cuanto a la «tasa de éxito» de los fármacos, no supera el 15 %, y sus efectos secundarios son tan graves que pueden llegar a destruir el sistema inmunológico y sembrar el campo de futuras dolencias, incluidas las cancerosas. Una eficacia del 15 % es por lo general inferior a la conseguida con un efecto placebo.
Nuestro cuerpo es capaz de crear cualquier sustancia química que pueda producir la industria farmacéutica. Los fármacos obtenidos sintéticamente sólo «funcionan» porque el cuerpo dispone de receptores que captan algunas de las sustancias químicas contenidas en ellos. Esto significa que el cuerpo también puede crear esas sustancias, pues, de otro modo, no existirían esos receptores. El cuerpo sabe cómo fabricarlos con la mayor precisión, en la dosis adecuada y en el momento oportuno. La química que fabrica el cuerpo no cuesta nada y no produce efectos secundarios dañinos.
Por otro lado, los productos farmacéuticos son muy caros y mucho menos específicos y precisos. Además, los efectos secundarios que ocasionan acaban siendo más graves que las dolencias para las que se emplean. La conclusión es que la mayoría de los resultados positivos son fruto directo de la respuesta curativa del propio organismo o bien están causados por el efecto placebo. No tienen nada que ver con el tratamiento médico propiamente dicho.
Moritz, Andreas. Los secretos eternos de la salud (SALUD Y VIDA NATURAL) (Spanish Edition) (pp. 39-40). EDICIONES OBELISCO S.L.. Kindle Edition.
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