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Cómo realizar una limpieza hepática y de vesícula

La limpieza del hígado y de la vesícula, así como la eliminación de los cálculos biliares, es uno de los más importantes y convincentes tratamientos para mejorar la salud.
Vaso con Jugo de manzana

Limpieza hepatica

La limpieza del hígado y de la vesícula, así como la eliminación de los cálculos biliares, es uno de los más importantes y convincentes tratamientos para mejorar la salud. La limpieza hepática requiere seis días de preparación, y luego de dieciséis a veinte horas más, la duración de la limpieza propiamente dicha. Para eliminar los cálculos biliares se necesita lo siguiente:

• Seis litros de zumo de manzana20.
• Cuatro cucharadas soperas de sales de Epson (sulfato de magnesio),  disueltas en tres vasos de agua.
• Medio vaso de aceite de oliva virgen.
• Zumo de pomelo (preferiblemente rosa) suficiente para llenar dos tercios de un vaso.
• Dos frascos de medio litro de capacidad, uno de ellos con tapa.

Preparación

• Hay que tomar 1 botella (1 litro) de zumo de manzana natural envasado o recién preparado cada día durante seis días seguidos (puede beber más cantidad si le apetece). El ácido málico del zumo de manzana ablanda los cálculos y facilita su paso por los conductos biliares. El zumo de manzana tiene un gran efecto depurativo. Algunas personas sensibles pueden experimentar inflamación y, en algunas ocasiones, diarrea durante los primeros días. Gran parte de la diarrea es, en realidad, bilis estancada liberada por el hígado y la vesícula (la caracteriza un color amarillo pardo). La fermentación del zumo ayuda a ensanchar los conductos biliares. Si se siente incómodo, puede diluir el zumo de manzana en agua o recurrir a otras opciones que se describen posteriormente. El zumo de manzana debe tomarse despacio a lo largo del día y entre comidas (no conviene beber el zumo justo antes o durante las comidas, ni en las dos primeras horas posteriores, ni por la noche). Además del zumo de manzana, se tomará la ingesta normal de seis a ocho vasos de agua al día. (Nota: es preferible utilizar zumo de manzana de cultivo biológico, si bien para la limpieza también sirve cualquier zumo de manzana comercial de calidad, o un concentrado de manzana o sidra). Puede ser útil limpiarse la boca con bicarbonato o cepillarse los dientes varias veces al día para impedir que el ácido dañe la dentadura. (Si se tiene intolerancia o alergia al zumo de manzana, véanse otras opciones concretas en «¿Dificultades con la limpieza?» al final de este capítulo).

Dieta recomendada: durante la semana de preparación y limpieza no hay que tomar alimentos o bebidas frías, ya que enfrían el hígado y, de este modo, restan eficacia a la limpieza. Conviene que todos los alimentos o bebidas estén templados o a temperatura ambiente. A fin de ayudar al hígado a prepararse para la parte principal de la limpieza, conviene evitar los alimentos de origen animal, los productos lácteos y los fritos. Por lo demás, se puede seguir la dieta normal, pero sin comer en exceso. • Momento idóneo para realizar la limpieza: es aconsejable realizar el grueso y el final de la limpieza del hígado durante un fin de semana, cuando no se está presionado por el horario laboral y se tiene tiempo suficiente para descansar. Aunque la limpieza es eficaz en cualquier momento del mes, es preferible llevarla a cabo entre la Luna llena y la Luna nueva. Conviene evitar que coincida con la Luna llena (ya que, en esos días, el cuerpo suele retener más líquidos en el cerebro y en los tejidos que en otros días). El día de Luna nueva es el más propicio para la limpieza y la curación.

• Si se están tomando medicamentos: durante el proceso de limpieza hepática no deben tomarse medicamentos, vitaminas o suplementos que no sean absolutamente necesarios. Es importante no sobrecargar el hígado con esfuerzos adicionales que interfieran en el proceso de la limpieza hepática.

• Antes y después de realizar la limpieza hepática es preciso limpiar bien el colon: el hecho de evacuar con regularidad no indica necesariamente que el intestino esté libre de obstrucción alguna. Una limpieza del colon unos días antes o, mejor aún, el sexto día de preparación, contribuirá a evitar o minimizar toda molestia o náusea que pueda surgir durante la limpieza hepática, pues evita el reflujo de la mezcla de aceite o de productos residuales del tracto intestinal al estómago, a la vez que ayuda al cuerpo a eliminar rápidamente los cálculos biliares. La irrigación del colon realizada por un profesional (hidroterapia de colon) es el método más rápido y fácil de prepararse para la limpieza hepática propiamente dicha. La tabla de Colema o el sistema de irrigación del colon de uso particular son los métodos preferibles, además del citado anteriormente. (Véanse más detalles en el apartado «Mantener el colon limpio» en el capítulo 5).

• Qué hacer el sexto día de la ingesta de zumo de manzana: ese día hay que tomarse el litro de zumo de manzana por la mañana. Se puede empezar poco después de despertarse. Si se siente hambre por la mañana, lo mejor es tomar un desayuno ligero, por ejemplo, unos cereales calientes; la avena puede ser una buena opción. Conviene evitar el azúcar u otros edulcorantes, especias, leche, mantequilla, aceites, yogur, queso, mermelada, huevos, frutos secos, pastelería, cereales fríos, etcétera. Se puede tomar fruta o zumos de fruta. Para comer se recomienda tomar verduras hervidas o cocinadas al vapor con arroz blanco (preferiblemente arroz basmati), sazonado todo con un poco de sal marina o sal de roca sin refinar. Me reitero: no deben tomarse alimentos proteicos, mantequilla o aceite, pues, de lo contrario, es posible encontrarse mal durante la limpieza; no hay que comer ni beber nada (excepto agua) a partir de la una y media del mediodía, ya que esto dificultaría el paso de los cálculos. Debe aplicarse el siguiente programa al pie de la letra.

La limpieza propiamente dicha

Tarde

• 18 horas: mezclar cuatro cucharadas de sales de Epson (sulfato de magnesio) con ¾ de litro (tres vasos de ¼ de litro) de agua filtrada en una jarra. De este modo se obtendrán cuatro raciones de ¾ de vaso. La primera (¾ de vaso) hay que tomarla ahora. Acto seguido, se pueden tomar unos pocos sorbos de agua para neutralizar el sabor amargo o añadir un poco de zumo de limón para mejorar el sabor. Hay quien lo bebe con una pajita larga para evitar que toque las papilas gustativas de la lengua. También ayuda taparse la nariz mientras se toma. Asimismo, es útil cepillarse los dientes después o aclararse la boca con bicarbonato. Una de las principales acciones de las sales de Epson consiste en dilatar (ensanchar) los conductos biliares, lo que facilita el paso de los cálculos. Además, las sales eliminan los residuos que pueden obstruir la salida de los cálculos. (Si se es alérgico a las sales de Epson o no se pueden tomar, se puede optar por el citrato de magnesio en la misma dosis.) Conviene sacar del frigorífico los cítricos que se van a utilizar más adelante para que estén a temperatura ambiente.

• 20 horas: tomar la segunda ración (¾ de vaso) de sales de Epson.

• 21.30 horas: si hasta este momento no se ha evacuado y no se ha realizado una limpieza del colon en las últimas veinticuatro horas, debe aplicarse un enema de agua, ya que hará que los intestinos se muevan.23

• 21.45 horas: después de lavar bien los pomelos (o limones y naranjas), se exprimen a mano y se elimina su pulpa. Se precisan ¾ de vaso de zumo. Acto seguido, el zumo se vierte en una jarra con tapa, junto con ½ vaso de aceite de oliva, se cierra la jarra herméticamente y se agita con fuerza, unas 20 veces, o hasta que la solución tenga un aspecto acuoso. Lo mejor es tomar esta mezcla a las diez, pero si cree que tiene que ir al baño unas cuantas veces más, puede retrasar este paso unos 10 minutos.

• 22 horas: debe tomarse la bebida junto a la cama (sin sentarse), si es posible de modo continuado. Algunas personas prefieren beberla con una pajita larga. Lo mejor es tomarla tapándose la nariz. También se puede tomar un poco de miel entre sorbo y sorbo para que pase mejor la mezcla. Sin embargo, la mayoría de personas no tienen problemas para beberla de un trago. No conviene demorarse más de cinco minutos (sólo los ancianos o las personas débiles pueden tomarse más tiempo).

• ahora hay que acostarse inmediatamente

Esto es fundamental para eliminar los cálculos biliares. Hay que apagar las luces y tumbarse boca arriba con una o dos almohadas bajo de la cabeza. La cabeza ha de estar más alta que el abdomen. Si no se siente cómodo, se puede tumbar sobre el lado derecho acercando las rodillas a la cabeza. Hay que permanecer totalmente inmóvil durante al menos 20 minutos, tratando de no hablar. Toda la atención debe centrarse en el hígado. Hay quien llega a sentir cómo los cálculos se desplazan por los conductos biliares como si fueran canicas. No se sufrirán espasmos ni dolor alguno, pues gracias al magnesio de las sales de Epson, las válvulas del conducto biliar quedan muy abiertas y relajadas, y la bilis que sale junto a las piedras mantiene los conductos biliares bien lubricados. (Se trata de algo muy distinto a un ataque de cálculos biliares, en el que no hay magnesio ni bilis.) Si se puede, lo mejor en este momento es dormir. Si en algún momento de la noche se siente la necesidad urgente de evacuar, conviene hacerlo. Es interesante comprobar si ya hay cálculos pequeños (de color verde guisante o tostado) flotando en el inodoro. Es posible que por la noche o a primera hora de la mañana se sientan náuseas. Esto se debe la mayoría de las veces a la salida masiva y repentina de cálculos biliares y toxinas del hígado y la vesícula, lo que hace que la combinación de zumo y aceite refluya al estómago. Las náuseas remitirán a lo largo de la mañana.

A la mañana siguiente

• 6-6.30 horas: al despertar, pero no antes de las 6:00, es preciso tomar otra ración de ¾ de vaso de las sales de Epson (si se tiene mucha sed, se puede beber un vaso de agua tibia antes de tomar las sales). Luego hay que descansar, leer o meditar. Si tiene sueño, puede volver a meterse en la cama, aunque es mejor permanecer erguido. La mayoría de las personas se sienten bien y prefieren hacer algún ejercicio ligero, como, por ejemplo, yoga.

• 8-8.30 horas: a esta hora, se tomará la cuarta y última ración de ¾ de vaso de las sales de Epson.

• 10-10.30 horas: se puede beber zumo de frutas recién exprimido. Media hora más tarde, se puede comer una o dos piezas de fruta. Una hora después, se puede tomar una comida normal, aunque ligera. La tarde o a la mañana siguiente, se debería haber vuelto a la normalidad y empezar a sentir los primeros síntomas de mejoría. Conviene seguir tomando comidas ligeras durante dos o tres días. Hay que recordar que el hígado y la vesícula biliar han pasado por una «operación» importante, aunque sin los efectos secundarios perjudiciales o los gastos que conlleva una intervención quirúrgica. (Nota: conviene beber agua siempre que se tenga sed, excepto justo después de tomar las sales de Epson y durante las dos primeras horas después de beber la mezcla de aceite y zumo de fruta.)

Qué resultados cabe esperar

Durante la mañana, y tal vez la tarde, tras la limpieza hepática, las deposiciones serán líquidas. Al principio, se trata de cálculos biliares mezclados con restos de alimentos, y después tan sólo serán piedras con agua. La mayoría de los cálculos biliares son de color verde guisante y flotan en el inodoro porque contienen compuestos biliares (figura 13a). Las piedras tendrán diferentes tonos de verde y pueden ser brillantes, como piedras preciosas. Sólo la bilis del hígado produce ese color verde. Los cálculos biliares pueden tener varios tamaños, colores y formas. Las piedras de color claro son las más recientes, y las de color verde oscuro son las más antiguas. Algunas son del tamaño de un guisante o más pequeñas, y otras miden hasta 2,5 centímetros de diámetro. Pueden salir de una sola vez docenas y, a veces, incluso cientos de piedras (de diferentes tamaños y colores. Véase figura 13b). Obsérvese también si hay piedras de color pardo y blanco. Algunas de las piedras mayores de color pardo o blanco pueden irse al fondo con las heces. Se trata de cálculos calcificados que han sido expulsados de la vesícula. Contienen sustancias tóxicas más pesadas, así como pequeñas cantidades de colesterol (figura 13c). Las piedras verdes y amarillentas son todas blandas como una masilla gracias a la acción del zumo de manzana. Es posible que en el inodoro flote también una fina capa de virutas o una especie de «espuma» blanca o de color pardo. La espuma está formada por millones de pequeños cristales de colesterol blancos y puntiagudos, que pueden llegar a rasgar los conductos biliares pequeños. Expulsarlos también es importante.

No está de más hacer un recuento aproximado del número de piedras que se eliminan. A fin de curar permanentemente la bursitis, el dolor de espalda, las alergias u otros problemas de salud, y para prevenir enfermedades, es necesario eliminar todas las piedras. Para ello, pueden necesitarse de 8 a 12 limpiezas, que se realizarán en intervalos de tres semanas o un mes. (No conviene realizar limpiezas con menor frecuencia.) El descanso de tres semanas entre una y otra limpieza puede incluir la preparación de seis días para la siguiente, pero lo ideal sería empezar de nuevo una vez transcurridas las tres semanas. Si no se puede llevar a cabo la limpieza con tanta frecuencia, no hay problema en espaciarla más.

Es importante recordar que, una vez iniciada la limpieza hepática, es preciso seguir con ella hasta que, en dos limpiezas consecutivas, el cuerpo no expulse más piedras. Si se deja el hígado a medio limpiar durante un período prolongado de tiempo (tres meses o más), pueden llegar a sentirse más molestias que si no se hubiera hecho nada en absoluto. El hígado empezará a funcionar con mayor eficacia poco después de la primera limpieza, y es posible que se comiencen a notar mejoras repentinas, a veces en cuestión de horas. Los dolores disminuirán, la energía aumentará y la lucidez mental mejorará notablemente.

Sin embargo, al cabo de unos pocos días, las piedras de la parte posterior del hígado habrán «avanzado» hacia los dos conductos biliares principales (conductos hepáticos) del hígado, lo que puede provocar que reaparezcan algunos de los molestos síntomas anteriores o todos ellos. De hecho, tal vez se sienta decepcionado por la aparente brevedad de la recuperación. Pero todo eso sólo indica que algunas piedras se han quedado atrás y que están listas para ser eliminadas en la próxima limpieza. No obstante, las respuestas de autocuración y limpieza del hígado se habrán reforzado notablemente, con el consiguiente mejor funcionamiento de este órgano vital del cuerpo.

Mientras todavía queden pequeñas piedras que migran de algunos de los miles y minúsculos conductos biliares a algunos de los cientos de conductos biliares más grandes, pueden unirse y formar piedras de mayor tamaño y dar lugar a síntomas que ya se habían experimentado con anterioridad, como dolor de espalda, de cabeza, de oído, problemas digestivos, hinchazón, irritabilidad, rabia, etcétera, aunque es posible que sean menos intensos que antes.

Si tras dos limpiezas consecutivas no salen más piedras, lo que puede ocurrir tras 6 u 8 lavados (en casos graves es posible que sea después de 10 a 12 o más), puede considerarse que el hígado está libre de piedras. No obstante, se recomienda repetir la limpieza hepática al cabo de 6 a 8 meses, a fin de estimular el hígado y evitar que vayan acumulándose toxinas o nuevas piedras.

Advertencia: Nunca debe llevarse a cabo una limpieza hepática mientras se está sufriendo alguna enfermedad aguda, aunque sea un simple resfriado. Sin embargo, si se padece alguna enfermedad crónica, la limpieza hepática es lo mejor que puede hacer por la salud. No conviene tratar de limpiar el hígado cuando se están tomando medicamentos por prescripción facultativa, como antibióticos, esteroides, analgésicos, estatinas y otros fármacos supresores. El hígado no puede asimilar ni liberar estos fármacos y al mismo tiempo suprimir esta actividad (como hacen los fármacos). Es mejor aplazar la limpieza hasta que se haya dejado de tomar cualquier medicamento, durante 10 días por lo menos.

¡Importante! Conviene leer esto atentamente:

La limpieza hepática es uno de los métodos más inestimables y eficaces para recuperar la salud. Si se siguen todas las instrucciones al pie de la letra, no se corre riesgo alguno.

Conviene tomarse muy en serio la siguiente advertencia: muchas personas han seguido un procedimiento de limpieza hepática facilitado por amigos o conseguido en internet y después han sufrido complicaciones innecesarias. No conocían a fondo el procedimiento ni el modo en que opera, y creían que bastaba con expulsar las piedras del hígado y la vesícula.

Es probable que al expulsarlas, algunas piedras queden atrapadas en el colon, pero pueden eliminarse rápidamente mediante una irrigación del colon. Lo ideal sería hacerlo el segundo o el tercer día después de la limpieza del hígado. Si los cálculos permanecen en el colon pueden causar irritación, infección, dolores de cabeza, molestias abdominales, problemas de tiroides, etcétera. Finalmente, pueden convertirse en una fuente de toxemia en el cuerpo. Si en la población en que vive el lector no existe ningún centro de hidroterapia del colon, puede aplicarse un enema de café, seguido de uno de agua o, mejor, dos o tres enemas de agua seguidos. Pero esto no garantiza la eliminación de todas las piedras restantes. No existe ninguna verdadera alternativa a la irrigación del colon en un proceso de limpieza hepática, aunque un enema con la tabla de Colema es lo más parecido a una hidroterapia del colon profesional. Si se ha de optar por algo más casero que la irrigación de colon o el enema de Colema, puede mezclar una cucharadita de sales de Epson en un vaso de agua caliente y tomarlo en ayunas la mañana del día que haya decidido realizar otro lavado del colon tras la limpieza hepática.

Moritz, Andreas. Limpieza hepática y de la vesícula (SALUD Y VIDA NATURAL) (Spanish Edition) (p. 163-174). Obelisco. Kindle Edition. 

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